martes, 11 de diciembre de 2012


Deus qui fecit totum, 
benedicat cibum et potum


Dios que lo hizo todo, bendiga la comida y la bebida



COCINA Y ARTE: 
LA COCINA DE LOS ÁNGELES


La cocina de los ángeles (Murillo)




Fórmula medieval de bendición de la mesa que aún se conserva en algunos conventos.

Para empezar este blog con buen pie lo hacemos con una frase latina de bendición, de sabor monástico, ¡nunca aquí mejor dicho! Se ilustra la bendición con un precioso óleo de Esteban Murillo pintado en 1646 y titulado "la cocina de los ángeles". 

(Los nombres o conceptos en color azul son links que os redireccionarán  a páginas explicativas de Historia del Arte).
Es el primer encargo importante que recibe Murillo, la realización de una serie de pinturas para el claustro chico del Convento de San Francisco en Sevilla. El éxito obtenido le consagró en su ciudad natal, compitiendo con el propio Zurbarán y con Herrera el Viejo.La temática de la serie gira alrededor de la ideología franciscana, dedicándose a exaltar las virtudes de la Orden: el espíritu de pobreza y su amor hacia los pobres y la práctica de la caridad.La cocina de los ángeles es uno de los mayores de la serie. En él se narra un episodio de la vida de Fray Francisco Pérez, fraile cocinero de profunda devoción que alcanzaba el éxtasis en lugar de realizar sus trabajos. La recompensa vino del cielo al ser enviados un grupo de ángeles para realizar las tareas que el fraile no hacía, evitando así la reprimenda de sus superiores.El centro de la escena lo ocupan dos ángeles que enmarcan al fraile, arrodillado y en levitación, rodeado de una aureola dorada. En el fondo aparece la puerta abierta y un fraile que contempla el milagro: diversos ángeles están trabajando en una típica cocina conventual donde se muestran las ollas, el fogón, las viandas sobre la mesa, los platos, etc. Los angelitos se dispersan por el escenario para crear una mayor sensación de profundidad.Murillo emplea intensos efectos de claroscuro tomados del tenebrismo que en aquellos momentos estaba cosechando un importante éxito en la capital andaluza gracias a Zurbarán. El empleo de una luz dorada resalta las tonalidades empleadas, especialmente pardas. El naturalismo utilizado en los personajes terrenales contrasta con la cierta idealización que emplea Murillo en los ángeles, cuyos cabellos y rostros denotan una belleza sobrenatural.

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