martes, 11 de diciembre de 2012

EL ARTE DE LA REPOSTERÍA. SALUDO INICIAL.

EL ARTE DE LA REPOSTERÍA
UN SALUDO INICIAL


 La palabra "bizcocho" proviene del latín bis, ‘dos veces’
   y coctus, ‘cocido’, así que significa ‘dos veces cocido’.
  La palabra francesa "biscuit" tiene el mismo 
significado y origen etimológico.


La autora material de este blog es mi hermana María Belén. Un servidor simplemente se limita a trasladar a este fantástico mundo virtual las maravillas reposteras que ella lleva a cabo - aderezadas siempre con tanto cariño y tanto gusto -, y que le he pedido que comparta con todos nosotros. 

El buen hacer y la belleza en todos los ámbitos, por supuesto también en el culinario, aportan al mundo una calidez sencilla y doméstica que fluyen por estos senderos de internet. Mi hermana María Belén que siempre ha combinado a la perfección su labor de madre, hija, esposa, hermana, tía... y tantos otros que aquí obvio, creo que hace repostería porque la dulzura fluye de ella misma, dulcificando además la vida de aquellos que la rodean mucho más allá del mero hecho culinario. Muchas de sus recetas están "ayudadas" por su hijo Daniel, de séis años, siempre dispuesto a meterse en harina de cualquier costal - ¡y rebozarse hasta la cabeza! - en cuanto ve a su mamá manos a la obra. Hacer galletas llega a ser para él una auténtica aventura.

Como hermanos que somos comparto con Belén un gusto, casi gemelo, por la belleza en todos sus ámbitos y manifestaciones. A su vez, creo que los dos disfrutamos de un cierto toque, algunos dicen que de duende mágico (y otros de ingenuos impenitentes), con el que solemos intentar teñir todo lo que hacemos en la vida. Muy probablemente sea este el poso de un destilado secular genético de nuestra familia que ni podemos ni deseamos paliar.

A modo de consideración final va nuestro deseo de que ¡ojalá logremos que los que por aquí transitéis en vuestro navegar virtual, podáis endulzar en este obrador casero unos minutos de vuestra vida! 

¡Permitíos remojar un trozo de bizcocho recién horneado en un buen tazón de leche y, al menos durante unos momentos, olvidad cualquier sinsabor que pueda depararos la vida! 

¡Paz y bien...y un dulce saludo!






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